jueves, 29 de octubre de 2009

UNA ALIANZA DE LA GENTE… CON LA GENTE Y PARA LA GENTE

En estos tiempos electorales cuanto tanto se dice y se comenta sobre el tema de las alianzas partidistas es necesario señalar que antes de hablar de instituciones políticas es fundamental señalar que lo que realmente importa es privilegiar una decisión sustentada en un conocimiento compartido de los problemas y alternativas de solución a la crisis central que ocupa la atención de los mexicanos, los temas económicos.

Y es que es fundamental señalar que todo proceso de unidad partidista debe incluir a movimientos no partidistas organizados a nivel de militancia de base, con un alto nivel de coherencia ideológica y una militancia unitaria, pero no una unidad muerta, de fachada, silenciosa, ya que todo proceso político necesita una unidad crítica, leal, sino de los temas vertebrales de la agenda social, entre los cuales resaltan las aprehensiones monetarias de cada uno de los miembros de la sociedad.

Requerimos de una alianza basada en una unidad crítica que apunte a fortificar el despliegue de las reales expectativas de la sociedad.

Es inapelable el señalar que una tarea clave de la tarea política es acercar los propósitos centrales de todo movimiento partidista frente a sectores del pueblo que nunca han participado en la acción política organizada o que han estado inscritos en grupos corporativos y/o clientelares.

La regla central de esta dinámica se sustenta en invitar a estos grandes sectores, por cierto hondamente desilusionados con todo cuanto tenga que ver con la política a incursionar en una nueva forma de participación popular, en una nueva forma de hacer política sin ningún vínculo de subordinación o dependencia partidaria, tutela ni imposición, como tampoco prestación y aceptación de favores, servicios o ayudas.

Las razones del ingreso al frente debe ser resultado de un proceso de toma de posición política. De concientización política. Lo anterior, supone una definición ideológica, pero también una actitud moral.

En su organización y militancia, pensamos que esta inclusión de quienes no creen, quienes incluso no votan, debe fungir como una gran escuela que ayude al ciudadano común a convertirse en un agente del proceso integral de cambio que transformará al país.

El comité de participación será el instrumento clave para la consumación de esa tarea de docencia cívica.

El comité habrá de ser el lugar natural de encuentro y unidad de las masas populares para la acción política. La presencia del pueblo en el comité, entendido como centro de educación política y adoctrinamiento, habrá de constituir la vía más directa para el encauzamiento de la acción de resistencia al autoritarismo.

En otro sentido, el comité de participación reflejará una real democratización de la vida política. Será un lugar de participación política activa, creadora; un instrumento permanente de respuesta social.

El comité de participación en esta gran alianza social será una herramienta clave en la perspectiva de otra forma de hacer política

Esta gran alianza tiene como objetivos que la sociedad tenga una visión lúcida de las circunstancias por las que atraviesa, que sepa valorar el significado histórico de su lucha, de alertar a los desinformados, de convencer a los indecisos, de transformar a cada simpatizante en un combatiente aguerrido, porque sólo una ciudanía consciente y decidida puede crear un modelo estratégico victorioso.

Se trata, también, y fundamentalmente, de desarrollar y hacer crecer las organizaciones y el protagonismo colectivo, en el entendido de que un gobierno controlado desde el origen por su sociedad, tendrá que aprovechar su gestión para ayudar a construir el nuevo sujeto social colectivo, combatiendo todo tipo de práctica sectaria, burocrática, corporativa y corrupta en su seno, incluido todo tipo de liderazgo vertical y unipersonal.

No puede haber gobierno municipal o estatal, de verdad ni ser o hacer partido si no se estructura el apoyo desde abajo. Si no se apoya en la gente y le da a la gente la posibilidad de hacer efectivo ese apoyo

Lo cierto es que existen las condiciones para este gran movimiento de alianza.

La situación que viven la mayoría de los mexicanos es cada día más adversa en distintos ámbitos: la economía popular, los derechos humanos, la impartición de justicia, la credibilidad en las instituciones y, en suma, el abandono del papel social del Estado

Sin duda, todos estos temas están determinados por las directrices que han seguido los gobiernos de derecha en materia de política económica.

Y es que el actual gobierno está empeñado exclusivamente en cumplir la agenda del llamado Consenso de Washington que promueven los organismos multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).

Siguiendo sus lineamientos han llevado a cabo lo que ellos llaman “las reformas estructurales” en materia fiscal y de seguridad social.

El objetivo inmediato pretende imponer la reforma energética, terminar de privatizar la industria eléctrica y acabar con el petróleo, que es propiedad de la nación. Cuando un gobierno toma el poder asaltando la voluntad popular, rompiendo el orden constitucional, comúnmente recurre a la intensificación de los mecanismos de control para generar una gobernabilidad artificial.

En el terreno de la economía sucede algo similar a lo que priva en el ámbito político.

El modelo económico que se impulsa hoy, en realidad es una mera extensión del que ha sido aplicado en los últimos años.

México en los últimos nueve años ha sido el laboratorio de las medidas económicas propagadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

A pesar de que se ha insistido hasta la saciedad en sus supuestos beneficios, en nuestro país el crecimiento económico ha sido insuficiente y equívoco.

En nuestro país, la Constitución Política en su artículo cuarto señala que toda familia tiene derecho a contar con una vivienda digna y decorosa.

De igual manera, en el artículo 123 se especifica que se proporcionarán a los trabajadores habitaciones cómodas e higiénicas y se establecerá un sistema de financiamiento que permita otorgarles créditos baratos y suficientes para que las adquieran en propiedad. En el ámbito internacional México ha signado tratados donde reivindica ese precepto. Específicamente, el Pacto Internacional de los derechos económicos, sociales y culturales, entre los cuales se encuentra la vivienda.

No obstante estas normas son letra muerta, a causa de las reformas estructurales implementadas durante los últimos dos decenios.

Pero esto no lo harán los partidos políticos solamente, ellos solo tienen la mitad de la votación nacional, la otra mitad es la que constituirá la mejor alianza, la de la gente por la gente y para la gente.. al Tiempo.

Doctor Ansberto Arafat Nájera Pérez.

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