viernes, 26 de febrero de 2010

EL FIEL DE LA BALANZA NO SIEMPRE ES FIEL

Por Gerardo Herrera López .


Que en octubre de 2009 se halla firmado un secreto pacto, que comprometió los intereses que persiguen las cúpulas partidistas en México, especialmente del PRI y PAN, es el caldo de cultivo más extraño y peligroso, desde la creación misma del PRD, por los expriístas Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo el 5 de mayo de 1989, es decir, hace 21 años.

El supuesto contrato que firmaron Cesar Nava y Beatriz Paredes, aparentemente tuvo un aval intermedio, el hoy aún Secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont, que acusando a la vergüenza que debe dar el faltar a la palabra, decidió renunciar al PAN, y de esta forma deslindar los cuestionamientos que pudieran hacerle a su jefe político Felipe Calderón.

El pacto, según fue revelado a principios de febrero del año en curso, consistía en que se dictara línea para que la bancada priísta en San Lázaro, para apoyar la reforma fiscal que incrementaría entre otros impuestos, el IVA en dos puntos porcentuales. A cambio, el PAN se comprometía a no sellar pactos ni alianzas con los partidos de izquierda para las elecciones del 4 de Julio.

Dicho de otra manera, el trueque pasaba de intercambiar un tema fiscal por uno electoral. El presupuesto de ingresos, por la continuidad en el poder. Asegurar pues, un triunfo electoral patrocinado por el dinero de nuestros impuestos. Salvaguardar los intereses de los líderes partidistas, apoyados en la mancillada espalda de sus militancias.

Desde Agosto del año pasado, éste columnista aseguró la presencia de varios Judas, que disfrazadamente estarían sentados en diálogos proclives a alianzas, tanto con unos como con otros.

Los priístas no pudieron o no quisieron darse cuenta de la fina operación que desarrollaron los artífices de las alianzas que encabeza el PAN en el país.

Talvez apostando a las últimas victorias del PRI en varios estados de la republica, consideraron que no era necesario operar en contra. Los gobernadores del PRI, confiaron en Beatriz Paredes. Beatriz confió en Gómez Mont. A su vez, Gómez Mont, confió en el presidente, y el presidente confió en la capacidad de Cesar Nava de maquillar estos acuerdos para que fueran paulatinamente aceptados en todos los estados.

Algo falló. Y a pesar que en Hidalgo, Oaxaca, Durango, Sinaloa y Puebla se ha confirmado la creación de estas alianzas, no pudieron transmitir a los militantes de éstos partidos, las causas justificadas.

En Puebla, mientras se celebraba la declaración aliancista, vimos como un pequeño grupo de opositores, se manifestaron al momento de tomar la palabra Jesús Ortega Martínez, líder nacional del PRD, para recriminarle su traición a los principios social-demócratas que ha caracterizado a los partidos de izquierda.

Frente a los demás lideres nacionales del PAN, PANAL y Convergencia, fueron sus voces acalladas. Reprimidas.

Y esta represión a los que se atreven a pensar diferente, se esta convirtiendo en enojo y decepción, que algunos se están apresurando a capitalizar.

Me refiero a las huestes que conforman al PT en Puebla. Un partido minoritario que sólo pudo obtener el 1.6% de la votación total de la pasada elección a gobernador en 2004. Es decir, contando los 217 municipios, solamente pudieron obtener 27,799 votos, 3 ayuntamientos y cero diputaciones.

Pero estas magras cifras pudieran ser superadas para la elección de este año. El PT se prepara para recibir a todas las expresiones de izquierda que comulgan con López Obrador, o que son militantes ideológicos y con historia partidista, o que no fueron consultados para expresar su acuerdo o desacuerdo de aliarse al PAN, o que han sido reprimidos e ignorados.

Sin embargo, el PT también es un extraño fenómeno. A pesar de ser un partido con poca estructura en el estado, -si se compara con la estructura del PRI o del PAN-, hay militantes y dirigentes municipales que han expresado su preocupación frente a posturas políticas de los líderes petistas, que esconden intereses personales o complicidades con el actual gobierno del estado -según señalan- y que podrían llevar a su instituto político a un aislamiento electoral que pondría en riesgo su estabilidad política y su registro electoral.

Asi pues, como el fiel de la balanza no siempre es fiel, el PT poblano esta a un paso de ser el gran ganador del voto útil, el voto nulo y el voto duro de la izquierda, convirtiéndose en automático en la tercera fuerza política en el estado; o simplemente, emborracharse de intereses personales, faltar a sus principios ideológicos y ofrecer las candidaturas al mejor postor.