domingo, 4 de octubre de 2009

ESTALLIDO SOCIAL.

Por Alberto Isaac Mendoza.

Callada o abiertamente las y los mexicanos pensamos que 2010 es la fecha marcada. No sólo para celebrar el centenario y el bicentenario de nuestras luchas por alcanzar la libertad. Es el año predestinado para que la convulsión social tome forma y cambie lo que hasta hoy nos ha lastimado. Con mucho de nuestros antepasados aztecas por las venas, aún esperamos a Quetzalcóatl el dios que vendrá del oriente.

Hay mucho temor de que el Estado fallido acabe por colapsar y los poderes de facto se adueñen de México. Pero al parecer el futuro nos alcanzó. Qué más convulsión social queremos que la que ya vivimos.

Si los campesinos que obtienen mil pesos por hectárea cultivada de maíz, tienen la oferta de triplicar o cuadruplicar sus ingresos sirviendo al narcotráfico, no será una decisión difícil de tomar. La disyuntiva no se vuelve contra él: o morir de hambre o morir luchando por su familia.

Una escuela al sur de la ciudad de Puebla desde que inició el presente ciclo lectivo no cuenta con 5 maestros, y los padres de familia cierran calles en señal de protesta. Otra más recibe como nuevo director a un profesor sobre quien pesan sospechas de corrupción e incluso de abuso, y los padres y madres se organizan y no lo dejan entrar al plantel.

En el municipio de Oriental los policías detienen a un albañil que golpeaba a su esposa, y al parecer se suicida, pero la población cree firmemente que a los uniformados se les pasó la mano. Toman el palacio municipal, incendian autos particulares y oficiales, y desde la capital tienen que mandar refuerzos.

No importa lo que haya aprobado la Suprema Corte de Justicia. Las sotanas mandan y se orquesta en todo el país una contrarreforma que “protege a la vida desde la concepción hasta la muerte natural”. Las mujeres se organizan y desconfían de las autoridades.

Coofía defrauda a varios miles de personas a quienes prometió altos rendimientos por su dinero. Los defraudados se organizan, las autoridades de la Procuraduría del Ciudadano quieren intervenir y ellos los echan, porque desconfían de su imparcialidad. Y cómo no hacerlo si el lobo estaba viviendo en casa del granjero.

Televisa y Tv Azteca tienen a sus legisladores, y deciden qué políticos son buenos para el país y quienes son un peligro para la nación.

Así o más claro.

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