jueves, 11 de junio de 2009

Recordé Oaxaca

Se las vendieron muy barata y la compraron.

Se trata del enganche que tuvieron los jefes que comandaron sendas golpizas, a maestros disidentes, y a uno que otro compañero de la prensa.

Ayer miércoles, alrededor de las 2 de la tarde, luego de la marcha de la disidencia magisterial, los manifestantes cruzaron mas que palabras y se liaron a golpes con los granaderos.

Los maestros pretendían tomar por la fuerza un edificio del SNTE ubicado justo frente al Congreso del Estado. Los diputados salieron “por piernas”.

Entre los marchantes, había reventadores. Como los que acuden a las plazas de toros. Esta vez, su misión fue cabalmente cumplida.

Era provocar el enfrentamiento, y dar la nota.

Los policías comenzaron. No se aguantaron y lanzaron los primeros golpes. Luego gases lacrimógenos. Los docentes tomaron palos, piedras, botellas y lo que sirviera para defenderse y a su vez, golpear.

Luego, ante la desigualdad de circunstancias, los maestros pedían paz. En los radios y “walkie talkies” de los mandos policiacos, cruzaban en clave las ordenes de contener a como diera lugar a los manifestantes.

No podían quedarse con la vergüenza, después que un día antes, los cuerpos de seguridad en el Estado de Puebla y los Federales, evidenciaron su inoperancia, para prevenir los asaltos a autobuses, por el desafortunado evento del martes, donde –al final- cinco personas fueron muertas a balazos en un camión de Estrella de Oro, ante la impotente mirada de varias decenas de pasajeros.

Finalmente, el resultado de la gresca magisterial: heridos y detenidos. Entre ellos, dos estudiantes, ningún reventador.

Las estudiantes de la BUAP, Itzel Sánchez Martínez y Tamara San Martín Suárez, fueron detenidas y “desaparecidas” por varias horas. Al fin, cerca de las 10 de la noche sus familiares afligidos pudieron saber de ellas. Estaban en la “Procu de Dorada”.

El vocero oficial de la disidencia, Miguel Guerra Castillo, también fue temporalmente detenido.

Unas maestras se resguardaron en la Iglesia de La Concordia. Desde ahí le llamaron al que esto escribe: “Nos tienen secuestradas ¡ La policia no nos deja salir! Que venga Derechos Humanos ¡” era el reclamo, mezclado de gritos y sollozos.

El saldo siempre es negativo.

La autoridad estatal, compro un pleito ajeno. Los maestros pretenden desbancar a Elba Esther. Solo piden solidaridad del gobierno del estado.

Los encargados de la gobernabilidad y la seguridad pública, se ve que son “bien eficaces”.


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