Por Gerardo Herrera López.
A diferencia de los años en que el PRI era el único partido que gobernaba el país, la llegada de la alternancia propuso no sólo la posibilidad de que el partido de la derecha asumiera la responsabilidad de marcar el destino de México, sino también,el desuso del poder o prácticamente la falta de ejercerlo de los panistas conllevó a su “malbaratización” en las pocas manos en las que pudo ser puesto.
Pareciera ficción, pero en 12 años no pudieron Vicente Fox y Felipe Calderón amasar una estructura política capaz de hacer perdurar la gobernanza más allá de dos sexenios.
El primero falló en su intento de convertir a México en un rancho próspero productor de insumos para los principales países del orbe, sino que fiel a su estilo, nos perpetuó como patio trasero.
El segundo llevó al límite su guerra por limpiar el país de los carteles, que los terminó fragmentando y generando nuevas fuerzas de poder que se le terminaron saliendo de las manos.
Ese escenario tuvo Josefina Vázquez Mota para pensar que ella lograría ganar la presidencia, pero la primera señal de que no lo lograría la tuvo cuando Ernesto Cordero no cedió un instante para competirle en una interna, con el apadrinamiento abierto de Calderón, torpe acción que envió el mensaje de guerra continua y más derramamiento de sangre, situación que los mexicanos ya no queríamos.
Convertido ahora el PAN en una fuerza política opositora, como había sido su papel en el amplio espectro de la historia democrática de México, los gendarmes del partido de derecha han sacado a relucir el cobre. Se sabe pues de lo que han estado hechos casi todos.
Los propios han exhibido de forma inédita, las carencias morales e intereses económicos de sus falsos líderes.
Exgobernadores, ex candidatos y ex dirigentes del partido que fundó Gómez Morín, como Fernando Canales, Fernando Elizondo, Ernesto Ruffo y Carlos Medina; así como la ex candidata presidencial, Josefina Vázquez Mota, Luis Felipe Bravo Mena, entre otros han pedido la renuncia del coordinador de los diputados del PAN Luis Alberto Villarreal, antemuy probables actos de corrupción al solicitar hasta un 25% de comisión por los recursos federales gestionados para municipios, según fue denunciado, situación que no es novedosa y no debe escandalizarnos, dado que siempre ha sucedido en previas legislaturas.
Súmele a esto la carta que publica Josefina Vázquez Mota en su portal personal, donde acusa a que gracias a los errores de los pasados gobiernos, los panistas han perdido la credibilidad y confianza del pueblo, y hoy día dice la ex candidata, “nos encontramos frente a un México en riesgo de regresión democrática, de pérdida de libertades, pero más grave, estamos presenciando y padeciendo la negociación de la ley como camino para lograr propósitos de unos cuantos”, en clara alusión al flaco papel opositor de sus legisladores, al darse a conocer las alianzas y negociaciones por debajo de la mesa, en la coordinación de “cabilderos” para allanar el camino de la corrupción, pero ahora disfrazado de legalidad.
Es obvia la crisis interna que vive el PAN, pero no es sorprendente. Prácticamente está reflejando los cuadros epidémicos que sufre el PRD, el PRI y los partidos satélites, solo que éstos últimos se logran arreglar en un departamento de Cancún y no pasa más allá el problema.
Se trata de la crisis de valores e ideología partidaria. Simplemente no existe en sus líderes o dueños. La gente ha dejado de confiar en los partidos, ha perdido la esperanza en las instituciones.
Si acaso, confía en los hombres y deposita en ellos sus intereses, acompaña los proyectos de unos, porque esperan recibir algún beneficio a corto o mediano plazo. Una vez insatisfechas sus intenciones, migran, cambian o saltan de proyecto o de partido. Así se practica la política moderna. Intercambiando favores y poniendo precio a la democracia.
De ello se han hartado los autonombrados Panistas por México, pero esa misma voz se puede aplicar en cualquier partido político que usted quiera.
Ante tal escenario cupular, algo muy grave puede estarse gestando mientras tanto en la superficie ciudadana. Lo vemos en las múltiples protestas de los maestros, la creación de guardias comunitarias y grupos armados en varios estados, la exhibición de información gubernamental por parte de Anonymous, la solicitud de renuncia de Peña Nieto y su gabinete por parte de un militar retirado apegándose a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la crisis económica recesiva, y la subsistencia de poderes llamados fácticos.
Hoy los panistas ponen el dedo en la llaga, de un serio problema que aqueja a la clase política en general, pero que afecta más allá de lo imaginable, la vida futura que deseamos los mexicanos.
Hasta aquí esta entrega.
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